La tecnología de protección de cultivos es un aspecto esencial de la agricultura moderna y desempeña un papel crucial a la hora de garantizar el rendimiento y la calidad de los productos agrícolas. La tecnología ha evolucionado considerablemente a lo largo de los años para permitir una aplicación más eficaz y respetuosa con el medio ambiente de los productos fitosanitarios. Un elemento importante de esta tecnología es el reciclaje de los purines de plaguicidas no acumulados.
El principio del reciclaje de plaguicidas se basa en la reutilización de los purines no acumulados o recogidos. Tras la aplicación en el campo, los purines que no se han adherido a las plantas se recogen y se devuelven al depósito a través de filtros. Este proceso no sólo minimiza la pérdida de productos fitosanitarios, sino que también contribuye a reducir la contaminación ambiental.
El ahorro de productos fitosanitarios gracias a esta tecnología puede ser considerable. A lo largo de toda la temporada, cabe esperar un ahorro de hasta el 40%. Este ahorro no sólo beneficia económicamente a los agricultores, sino que también reduce la huella medioambiental de las prácticas agrícolas.
Otra ventaja de esta tecnología es su gran eficacia para minimizar las pérdidas. Con el uso de estos dispositivos se puede lograr una reducción de pérdidas de hasta el 95%, lo que los sitúa en la clase más alta de reducción de pérdidas. Esto es especialmente importante, ya que la pérdida incontrolada de productos fitosanitarios puede provocar graves problemas medioambientales, como la contaminación del suelo y el agua.
En la práctica, estas tecnologías se utilizan en diversas aplicaciones agrícolas. Se utilizan tanto en explotaciones agrícolas a gran escala como en cultivos especializados, como huertos y viñedos. La tecnología es especialmente útil en zonas donde existen normativas medioambientales estrictas o en regiones donde el agua es un recurso escaso.